Lugares  
    Personajes  
    Mapas  
    Temático  
 
-

10. La dinastía de Navarra restaurada

La historia común de Aragón y Navarra durante el período transcurrido desde el siglo X hasta el fallecimiento de Alfonso el Batallador en el año 1134, nos debe dar una idea de la influencia recíproca que necesariamente hubo de haber existido en todos los órdenes entre ambos reinos cristianos, incluso en las hablas romances de los dos territorios. Y así se constata que numerosos rasgos del romance navarro coinciden con el romance aragonés a lo largo de toda la Edad Media. Hoy día la fonética en el valle del Ebro tiene una fortísima semejanza en Navarra y en Aragón, sin olvidar La Rioja de Alfaro a Nájera.

Ambos reinos toman desde el año 1134 rumbos separados hasta Fernando el Católico que los unirá de nuevo en España a partir del año 1512. Serán cerca de cuatro siglos que van a tener características distintas de los más de tres siglos que ya hemos recorrido en este ensayo sobre la Historia Medieval del Reyno de Navarra.

1   García V Ramírez “el Restaurador” 2   Sancho VI “el Sabio” 3   Sancho VII “el Fuerte”



1 García V Ramírez “el Restaurador”

García V era hijo de Ramiro Sánchez, señor de Monzón fallecido en el año 1116 (1) y que había casado con una hija del Cid Campeador llamada Cristina (Elvira en el Poema del mío Cid). Ramiro Sánchez era hijo de Sancho Garcés de Navarra, señor de Uncastillo y de Sangüesa que había casado con Constanza, hija de Sancho señor de Marañón. Este Sancho Garcés de Navarra había muerto en el año 1083 en el castillo de Rueda en una emboscada del rey moro de Zaragoza. Sancho Garcés es considerado hijo ilegítimo del rey García III Sánchez “el de Nájera” y por consiguiente hermano bastardo de Sancho IV Garcés, despeñado en Peñalén el año 1076.

 

García V Ramírez "el Restaurador"
estatua colocada en el Paseo de Valencia de Pamplona

 

La dinastía es pues restaurada en un sobrino nieto, por línea directa no legítima, del último soberano de Pamplona. García V Ramírez “ el Restaurador” había luchado junto a Alfonso el Batallador con quien se encontraba cuando fueron derrotados por los almorávides en el año 1134.

La reconstrucción del ejercicio de la autoridad en el viejo reyno no sería tarea fácil para el nuevo monarca y tampoco lo sería conseguir el respeto y la colaboración de sus vecinos, especialmente para mantener la integridad territorial de Navarra respecto a Castilla. Muchas cosas habían cambiado en el siglo XI en Europa y las nuevas actividades económicas que habían ido de la mano de la constitución de aglomeraciones urbanas, con un fuerte contenido de pobladores inmigrantes de otras latitudes, necesitaban una regulación jurídica sobre lo que se carecía de experiencia.

La fidelidad de los nobles pamploneses, acostumbrados ahora a moverse continuamente fuera de sus “tenencias” en las correrías y conquistas de los reyes aragoneses, no seguiría en adelante las pautas de comportamientos estables y leales, siempre en el marco de una estricta organización militar, de aquellos tiempos de Sancho el Mayor. También habría que reconstituir una hacienda real independiente de Aragón, con cuyo reino habría que dirimir además no pocas ambigüedades fronterizas. Las cuestiones religiosas seguían siendo muy importantes y aparecía ahora el papado de Roma, no solamente como un elemento nuevo a tener en cuenta en las relaciones entre la realeza, la vida monacal reformada y los episcopados, sino también como un poder hostil que buscaba hacer cumplir el testamento de Bayona de Alfonso“el Batallador” que beneficiaba a las órdenes militares.

Todas estas eran tareas que no podrían ser afrontadas solamente por García “el Restaurador” y algunas de ellas serían llevadas a cabo por su hijo Sancho VI “el Sabio” y su nieto Sancho VII “el Fuerte”. El denominador común de estos tres reinados será la búsqueda de paz y estabilidad con los vecinos reinos de Castilla y de Aragón, que desde el regicidio del año 1076 en Peñalén, habían visto una Navarra débil, encerrada en sí misma y sin posibilidades fronterizas de expansión a costa del mundo musulmán. A lo largo de estos reinados, no menos de cinco veces llegan los castellanos y los aragoneses a acordar un reparto de los territorios de Navarra.

El Restaurador era consciente de que la negación del testamento de Bayona de Alfonso el Batallador por los nobles navarros le había convertido juridicamente de facto en un “monarca electo” ya que en pura legitimidad los derechos sucesorios - descartada la línea directa de los infantes Sancho y García - recaían a la muerte de Sancho IV “el de Peñalén” en el rey de Castilla Alfonso VI, con preferencia sobre el abuelo de García, Sancho Garcés, señor de Uncastillo y Sangüesa. De modo que Alfonso VII de Castilla, nieto de Alfonso VI, y coetáneo de García “el Restaurador”, tenía un derecho vigente no por monarquía electiva sino por legitimidad hereditaria. Cuando en el año 1135, Alfonso VII exige a García de Navarra rendirle vasallaje, éste lo acepta consciente de la necesidad de entrar en una prudente vía diplomática de sumisión hasta sentir su trono consolidado. En el año 1130 había casado con Margarita de Aigle cuya abuela Beatriz de Roucy era hermana de Felicia, la esposa del rey Sancho I Ramírez de Aragón y Navarra (2).

Uno de los primeros actos del rey García, una vez coronado rey en Pamplona, fue la fundación del monasterio de Santa María de la Oliva (1134), encomendado a la Orden del Cister que comenzaba a florecer en Navarra.

La resolución de los litigios fronterizos era sin duda lo más urgente de resolver pues de lo contrario las lealtades nobiliarias serían cuestión personal de cada “tenente” y no podrían encontrar cauce definitivo en aquellas zonas sin un acuerdo sellado entre los reyes. Así por ejemplo, inicialmente optaron, entre otros, por el rey Ramiro los “tenentes” de Valtierra, Arguedas, Cascante, Monteagudo, Tarazona, Mallén, Ejea, Alfaro o Cervera del Río Alhama. Mientras que optaban por el rey García, entre otros, los “tenentes” de Sangüesa, Ujué, Funes, Villafranca, Arnedo, Calahorra, Tudela (3) e incluso Monzón, en donde el propio rey navarro había sido “tenente” de esa plaza (1131-1134) en tiempos del reinado de Alfonso I el Batallador.

El pacto de Vadoluengo de enero del año 1135 vendría a delimitar las fronteras entre Aragón y Navarra.

La frontera entre los reinos se trazó en Vadoluengo por la divisoria de aguas de los valles de Salazar y Roncal, quedando este último valle con Aragón. Desde Bigüezal la frontera venía por el río Salazar hasta encontrar el río Irati. La frontera seguía entonces por los cauces de los ríos Irati, Aragón y Ebro hasta Tudela. Se acordó sin embargo mantener como enclaves recíprocos las tenencias que anteriormente habían existido en cada territorio según había dispuesto Sancho el Mayor. No obstante lo acordado como frontera divisoria, el rey navarro consiguió en Vadoluengo recibir en feudo el valle del Roncal y algunas plazas como Villafranca (Alesves), Cadreita y Valtierra. Petilla de Aragón quedó con Navarra por haber sido antes propiedad del rey García “el de Nájera” pero en los conflictos fronterizos que se registraron entre 1141 y 1143 esta plaza fue conquistada por Aragón. Volvería a Navarra a principios del siglo XIII con Sancho VII “el Fuerte”. El importante monasterio de Leyre quedó con el rey Ramiro y sus documentos están por él calendados hasta el año 1137 en que Leyre pasa al señorío de Pamplona.

El pacto de Vadoluengo había determinado también la relación jerárquica entre ambos reyes.

Ramiro II, por herencia de su hermano Alfonso el Batallador, confirmó una preeminencia sobre García Ramírez pero el pacto fue válido para refrendar la posesión por parte de éste del trono navarro. Del mismo modo que el alumbramiento del Reino de Aragón, tras la muerte de Sancho el Mayor e incluso de su hijo García III Sánchez “el de Nájera”, no había sido algo instantáneo y automático, sino gradual y conseguido con tiempo y diplomacia por los reyes aragoneses, podría decirse que ahora el alumbramiento o “restauración” de la dinastía navarra en su trono también habría de ser un proceso que iría consolidándose poco a poco. Y en este proceso el último reconocimiento vendría del pontífice de Roma no antes de finales del siglo XII.

Aunque los reyes navarros habían detentado tradicionalmente el título de " Pampilonensium rex", ”rey de los pamploneses” o más tarde “rex in Pampilona et in Naiera”, “rey en Pamplona y en Nájera”, los historiadores hablan más bien del "reino de Pamplona". La dinastía navarro-aragonesa (1076-1134), por Sancho I Ramírez, había entablado en Roma (1068 y 1071) una firme alianza y relación privilegiada con el pontífice Alejandro II, otorgando a éste una subordinación vasallática. Cuando a la muerte de Alfonso el Batallador (1134) los navarros y los aragoneses descartan su testamento, el papado niega formalmente el título de "rex" a la dinastía navarra restaurada en García V Ramírez. Roma califica entonces solamente de "dux" o jefe militar al rey de los pamploneses. Será su hijo Sancho VI el Sabio el que cambiará en el año 1162 el título de "rex Pampilonensium" por el de "rex Navarrae" o “navarrorum rex” que Roma aún tardará al menos treinta años en aceptar formalmente el año 1196, bajo el reinado de Sancho VII “el Fuerte”.

Poco después del pacto de Vadoluengo, en el mes de mayo de 1135, se firma el acuerdo de Nájera en que el rey navarro se declara vasallo del rey castellano Alfonso VII por sus territorios en Pamplona, no por los de la ribera del Ebro y Tudela, acordando algún tipo de reglas de juego - que no se conocen bien - para repartirse las conquistas que pudieran llevarse a cabo en el valle del Ebro y Zaragoza. Este acuerdo de Nájera revivía el vasallaje que había prestado Sancho I Ramírez a Alfonso VI por el “condado de Navarra” y que aunque pesaría sobre García durante todo su reinado, constituyó la mejor garantía para mantenerse en el trono y consolidar una difícil “restauración” en Pamplona.

No obstante este buen comienzo de entendimiento con Aragón y Castilla, se suceden a partir del año 1136, durante aproximadamente diez años, enfrentamientos con ambos reinos vecinos que habían acordado secretamente en el tratado de Carrión de los Condes, de 22 de febrero de 1140, repartirse entre ambos el reino de Navarra. Durante el período 1137-1140 los conflictos fronterizos habían sido contínuos e incluso en una ocasión el rey García penetró hasta Jaca incendiándola. El 11 de agosto de 1136 el rey Ramiro II ha visto nacer a su hija Petronila y un año después - el 11 de agosto de 1137 - se firman los esponsales en Barbastro, comprometiéndose al conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. Tras los acuerdos de Carrión, el ataque a Navarra vendrá dado precísamente por el conde catalán que había recibido de Ramiro II el gobierno de Aragón el 13 de noviembre del año 1137, retirándose poco después Ramiro al convento de San Pedro de Huesca en donde murió en agosto del año 1157, estando allí enterrado con su hermano Alfonso I el Batallador. Las tropas de Berenguer llegan hasta Pamplona y derrotan al rey García en Ejea de los Caballeros.

Por ese tiempo Alfonso VII de Castilla concierta con García de Navarra el matrimonio de sus hijos respectivamente Sancho y Blanca (4) que habría de celebrarse en Calahorra el año 1151, ya después de muerto el rey navarro en 1150. Por otro lado, para refrendar la tregua suscrita el año 1143, el 19 de junio del año 1144 casa el rey navarro - que había enviudado en mayo del año 1141 de la reina Margarita de Aigle - con Urraca Alfónsez, hija natural del rey Alfonso VII. La paz entre Navarra y Castilla se firmará en San Esteban de Gormaz en noviembre de 1146. La paz con Aragón vendría más tarde, el 1 de julio de 1149.

Alfonso VII había recuperado Logroño de manos de García V Ramírez, acordándose en la tregua de 1143 crear el “reino de Nájera” que quedará bajo el gobierno de los castellanos.

Durante los cuatro años siguientes - hasta la muerte del rey navarro el año 1150 en Lorca - los conflictos entre Aragón, Navarra y Castilla son aparcados para unirse los tres reinos en una lucha contra los almorávides. El rey García participa en la campaña de Almería de octubre de 1147, cuya destrucción era buscada por el conde Berenguer de Barcelona ya que, siendo nido de piratas que atacaban los puertos del Mediterráneo, era también el principal puerto utilizado por los musulmanes. Las ciudades de Génova y Pisa sufrían también de los ataques de estos piratas desde Almería y por ello participaron en esta campaña numerosos comerciantes genoveses y pisanos, incluso franceses y portugueses. Los nobles navarros apoyan decididamente estas campañas de reconquista pues para ellos es una fuente de ingresos y de honores.

El rey García cabalgaba el 21 de noviembre de 1150 de Estella a Pamplona cuando su caballo lanzado al galope cayó y fue muerto. Le sucedió su hijo Sancho VI que será un rey transcendental para Navarra y reinará hasta el año 1194.

 

[ Anterior ] | [ Siguiente ]

 



 2 Sancho VI “el Sabio”

2.1 consolidación por vasallaje de la restauración dinástica
2.2 rex Navarre
2.3 Castilla sella alianzas con monarquías europeas
2.4 los castellanos atacan los territorios riojanos
2.5 el rey de Inglaterra, árbitro entre Castilla y Navarra
2.6 Ricardo “Corazón de León”, duque de Aquitania
2.7 nuevas alianzas de Navarra
2.8 los cambios en la sociedad y la nueva vida urbana

Al acceder Sancho VI el Sabio al trono de Navarra en 1150, éste se encuentra todavía en una situación de sumisión y dependencia de Castilla. En sus primeros años de reinado - al menos hasta la muerte en 1157 de Alfonso VII de Castilla y poco después la de su hijo Sancho III “el Deseado” en 1158 - este hecho condiciona el reyno navarro y constituye la principal preocupación del Rey para consolidar la restauración dinástica que se había hecho en la persona de su padre García V Ramírez.


2.1 consolidación por vasallaje de la restauración dinástica

A la muerte de su padre García V Ramírez “el Restaurador” Sancho tiene aproximadamente 17 años y en ese tiempo las minorías de edad o el acceso de un joven rey al trono son siempre circunstancias de inestabilidad política que, en el caso de la joven dinastía navarra restaurada, podrán ser aprovechadas por sus vecinos de Castilla y Aragón para volver a sus tradicionales apetencias de reparto del viejo reyno, cuna de sus tronos..

El reinado de Sancho el Sabio será largo - 44 años hasta su fallecimiento en el año 1194 - y pasará por épocas en que se podrá poner en duda la continuidad de la dinastía e incluso del Reyno. Pero a su término surgirá una Navarra prestigiada, fiscal y económicamente fuerte, legislativamente desarrollada, modélica en la institucionalización jurídica municipal y foral, e insertada con respeto en el concierto de relaciones internacionales con las monarquías europeas. La diplomacia, habilidad, inteligencia y sentido de la justicia - incluso con valor y coraje - así como su prestigio personal, entendimiento cultural y religiosidad, le han valido a este rey el reconocimiento histórico de “ Sabio”.

Posiblemente la restructuración interna del reyno comenzó siendo todavía joven el Rey. La documentación histórica nos habla en una primera etapa principalmente de sus esfuerzos para defender el territorio de la monarquía y consolidar la dinastía. Y para ello el Rey no tiene otra opción - como en la época de su padre García - que buscar el apoyo y protección de Alfonso VII de Castilla, aunque ésto hará que la nobleza navarra esté siempre más pendiente de las prebendas a obtener del castellano que de los compromisos de lealtad con su rey, a menudo incumplidos.

Pretende Sancho llevar a cabo una alianza con Aragón gobernado por Ramón Berenguer, pero Castilla no lo va a consentir. Pronto se va a celebrar la boda en Calahorra del infante Sancho de Castilla con la infanta Blanca, hermana del rey Sancho de Navarra, como hacía algún tiempo lo habían acordado sus padres. Aprovechando el viaje a Calahorra, el 27 de enero de 1151 se reúnen en Tudejen - cerca del lugar fronterizo del “mojón de los tres reyes” donde convergen las mugas de Aragón, Castilla y Navarra - Alfonso VII y su hijo Sancho de Castilla con el conde de Barcelona Ramón Berenguer para negociar un reparto de Navarra. Tres días después se celebra la boda y a buen seguro el joven rey navarro - que había llevado a su hermana al altar - no sabría nada de esta conspiración, que no pudo llevarse a efecto. Castilla y Aragón volvían a tener las apetencias de reparto de Navarra que tantas veces habían sentido en la época del anterior rey García, aunque los historiadores han interpretado que se trataba de una amenza de Castilla para tener al rey navarro bien sujeto en el vasallaje.

Debió pensar el rey Sancho la conveniencia de seguir reforzando la alianza de familia con Castilla pues dos años después, el 2 de junio de 1153, el propio Rey celebraba en Soria sus esposales con la hermana de su cuñado, la infanta Sancha de Castilla, hija también de Alfonso VII. La gobernación del “reino de Nájera” - una astucia castellana para controlar los disputados territorios riojanos - que había sido creado el año 1143 en ocasión de la tregua que convinieron Alfonso VII y García V Ramírez, está encomendada al infante Sancho de Castilla. También es éste el titular del “reino de Artajona” (5) que su hermana bastarda Urraca había recibido en dote al casar con el rey navarro García V Ramírez “el Restaurador”.

Los lazos con Castilla eran tan poderosos, la autoridad de Alfonso VII tan real, que el rey Sancho VI de Navarra debió de sentirse muy solo en esta época viendo cómo los nobles navarros tenían su atención puesta en las campañas militares que contra los moros se preparaban de contínuo en la corte castellana.

No obstante, la muerte de Alfonso VII en el año 1157 y la llegada al trono de su hijo Sancho no viene acompañada con la usual inestabilidad ya que el infante llevaba tiempo asociado al gobierno de su padre sabiendo ya mover con destreza las tramas nobiliarias de la corte y conociendo las fortalezas y debilidades de las alianzas de Castilla con los reinos vecinos. Alfonso VII había dividido sus reinos al fallecer, de modo que el infante Fernando había heredado el reino de León y Sancho solamente el de Castilla. Esto permitía a Sancho ocuparse más plenamente que su padre de los asuntos con sus vecinos de Navarra y Aragón. No habían pasado tres meses del fallecimiento de Alfonso VII que Sancho “el Sabio” se presenta en Soria el 11 de noviembre para rendir vasallaje a Sancho III de Castilla, celebrándose entonces el casamiento del rey navarro con la infanta Sancha de Castilla cuyos esponsales hacía ya cuatro años que se habían celebrado, también en Soria. Las relaciones entre ambos reyes serían entonces cordiales ya que el rey castellano devuelve pocos meses después al navarro los territorios del “reino de Artajona”. Es un primer logro territorial de Sancho “el Sabio”, “quando rex don Sango recuperavit Artassona et alias villas de Navarra”.


2.2 rex Navarre 

Sancho III de Castilla solamente sobrevive un año a su padre Alfonso VII, muriendo el 31 de agosto del año 1158. Su hijo Alfonso VIII - sobrino del rey Sancho “el Sabio”- tiene tres años al morir su padre y reinará en Castilla durante 58 años. Esta minoría de edad en Castilla - en donde surgirán de inmediato discordias entre Manrique de Lara, a quien Sancho III había encomendado la tutela de su hijo Alfonso, y los Castros - y el próximo fallecimiento el 8 agosto de 1162 de Ramón Berenguer IV, permitía al rey Sancho VI despreocuparse del acoso a que había sido sometida la dinastía navarra desde su difícil restauración en el año 1134. El nuevo rey de Aragón Alfonso II es todavía un niño de 10 años de edad a la muerte de su padre Berenguer. Los nobles navarros ven la ocasión propicia para asentar sus lealtades de nuevo con su Rey, al que ven ahora encarnando un futuro más seguro para su Reyno y para sus intereses nobiliarios.

Sancho VI el Sabio ve entonces el momento oportuno para elevar la categoría de su dinastía al nivel de “rex”, que desde muy antiguo en la historia había tenido. Y es desde aproximadamente el año 1162 cuando se generaliza en los documentos reales y eclesiáticos tal tratamiento de “rex Navarre”, en lugar de “Pampilonensium rex”. A partir de entonces el rey Sancho abandona su consideración de vasallo del rey de Castilla, aunque el papado de Roma no reconocerá esta elevación monárquica hasta muerto el Rey en el año 1196, reinando ya su hijo Sancho VII “el Fuerte”.

Sancho el Sabio es quien toma ahora la iniciativa aprovechando las minorías de edad en Castilla y en Aragón. Firma con los tutores aragoneses un acuerdo de paz por trece años, lo que le permite cubrirse las espaldas para tomar la mayor parte de los territorios riojanos del recientemente creado reino de Nájera - con la excepción de Nájera y Calahorra - en una campaña de seis meses que dió comienzo en octubre de 1162 y que le permitió adentrarse incluso hasta cerca de Miranda de Ebro. La zona de Vizcaya al mando de Lope Díaz de Haro permaneció en la zona castellana pero el Duranguesado, Guipúzcoa y Álava estarían con Navarra. La casa de Haro seguía dominando para Castilla una parte de La Rioja.

También suscribe Sancho el Sabio en Fitero en el año 1167 un acuerdo con Castilla que trae sosiego a las fronteras y luego otro en Vadoluengo al año siguiente con Aragón prorrogando la paz veinte años, e incluso llegando a entendimientos para guerrear juntos contra los musulmanes de Murcia. Son unos tímidos intentos de Sancho el Sabio de participar más activamente en la Reconquista. Llegará a establecer un señorío en Albarracín (1167), aunque sería más exacto atribuir este establecimiento al guerrear de un noble navarro - Ruiz de Azagra - al servicio del rey castellano.

La debilidad castellana y aragonesa va sin embargo desapareciendo a medida que sus respectivos reyes van creciendo en edad, experiencia de gobierno y unión y lealtad de los nobles en torno a ellos. Alfonso VIII tiene ya cerca de 24 años cuando ajusta con Sancho de Navarra en 1179 un acuerdo para poner fin a las discordias que les enfrentaban desde hacía ya casi diez años por razón de los territorios de La Rioja. Ya desde el año 1170 los jóvenes monarcas aragonés y castellano (de 18 y 15 años respectivamente) habían suscrito en Sahagún (4 de junio) un acuerdo de amistad.


2.3 Castilla sella alianzas con monarquías europeas

Una tía de Alfonso VIII, Constanza de Castilla, había sido reina de Francia desde el año de su matrimonio con Louis VII en la primavera de 1153 hasta su muerte el año 1160. Una hija de Constanza y Louis VII, de nombre Marguerite, había casado con Henri “the Young” - hijo del rey de Inglaterra Henri II (1133-1154-1189) y Leonor de Aquitania - que murió anteriormente a su padre en el año 1183 siendo el trono heredado por su hermano menor Ricardo I “Corazón de León” (1157-1189-1199) (6).

También Alfonso VI de Castilla había casado en primeras y en quintas nupcias con Agnès y con Beatrix hijas del duque Guillermo VIII de Aquitania, bisabuelo éste de Leonor de Aquitania.

Todo esto nos está indicando que el joven rey castellano Alfonso VIII habría tenido la ocasión de relacionarse con su prima hermana Marguerite en la corte de Inglaterra en donde habría conocido a la extraordinaria reina y duquesa Leonor de Aquitania que va a condicionar de manera sorprendente las relaciones entre Francia e Inglaterra. No es aventurado pensar que el matrimonio de Alfonso VIII cuando tenía 15 años de edad con la princesa Leonor Plantagenêt - hija de los reyes ingleses Henri II y Leonor de Aquitania y que tenía solamente 8 años al casar en el año 1170 - surgiría de estos círculos familiares. Leonor Plantagenêt daría a Alfonso VIII 12 hijos.

Esta boda entre Alfonso VIII y Leonor habría inquietado sin duda al rey Sancho de Navarra pues la princesa Leonor aportaba en dote a su matrimonio el ducado de Gascuña - frontera norte con Navarra - surgiendo así una peligrosa alianza familiar entre la dinastía de Castilla y la francesa Plantagenêt de Inglaterra que dominaba toda la Aquitania, que ya comprendía el ducado de Gascuña. La fecha de la boda es el año 1170 y ocurre poco después del tratado de amistad de Sahagún entre los reyes castellano y aragonés.


2.4 los castellanos atacan los territorios riojanos

Mediado el año 1173, con la ayuda de Aragón, comienza Castilla la guerra de recuperación de los territorios riojanos que había tomado Sancho el Sabio de Navarra entre el otoño del año 1162 y marzo de 1163, aprovechando la minoría de edad de Alfonso VIII. La ofensiva castellana fue precedida de una astuta estrategia para atraer hacia Castilla no pocos nobles navarros que poseían plazas en esos territorios. El ataque comienza por el asalto al castillo riojano de Quel sobre los cortados del río Cidacos y las tropas castellanas no tardan en penetrar hasta Artajona y luego Pamplona. El rey Alfonso II "el Casto" de Aragón - que por entonces (enero 1174) había casado con la castellana Sancha, tía de Alfonso VIII - había llevado sus ejércitos por el valle del Ebro destruyendo la fortaleza sobre la peña de Milagro que Pedro I de Aragón y Navarra había tomado a la taifa de Zaragoza a finales del siglo XI. En el año 1176 continuaba el conflicto. Las tropas castellanas habían vuelto ese año al interior de Navarra y habían tomado el castillo de Leguín que defendía el corredor que desde Lumbier hasta Aoiz daba acceso a Pamplona.

La guerra había durado tres años, hasta el 25 de agosto de 1176, en que Alfonso VIII y Sancho el Sabio se reúnen entre Nájera y Logroño y acuerdan someter el contencioso a un arbitraje con el rey Henri II de Inglaterra a quien se le reconocía un gran prestigio en Europa, no obstante siendo el inglés suegro de Alfonso VIII de Castilla.


2.5 el rey de Inglaterra árbitro entre Castilla y Navarra

El laudo no pudo contentar a ninguna de las partes. Los embajadores de Sancho VI de Navarra (7) basaban sus argumentos en la pertenencia de los territorios riojanos - por el inapelable derecho de conquista a los musulmanes ya desde principios del siglo X - al rey de “Pamplona y Nájera” Sancho IV Garcés, a cuya muerte alevosa en Peñalén le habían sido arrebatados por los castellanos. Entraron los embajadores en todos los detalles para explicar cómo el rey de Castilla había usado la fuerza cada vez que Navarra había querido ejercer la autoridad que le correspondía en aquellos territorios. Los navarros solicitaron que volvieran las fronteras a donde se habían establecido en el año 1037, tras la batalla de Tamarón, es decir en una línea aproximada que unía las cercanías de Santander con los Montes de Oca.

Los embajadores castellanos (8) fundaban sus alegaciones en una perspectiva histórica distinta. En primer lugar, se debía restablecer la situación existente al tiempo de los acuerdos de 1087 entre Sancho I Ramírez y Alfonso VI de Castilla, por lo que reclamaban las tierras vascongadas y riojanas y exigían también compartir con el rey navarro la soberanía de Tudela. Solicitaban además una indemnización de cien mil marcos de oro por daños y rentas cesantes.

El 6 de marzo de 1176, el rey Henri II preside en Londres la primera reunión arbitral. Ante la dificultad de comprensión de las alegaciones orales, el Rey aplazó las reuniones y solicitó se pusieran aquellas por escrito, lo que ordenó se hiciera en tres días.

El laudo arbitral decidió que la situación territorial debía volver a donde se encontraban las fronteras en la fecha en que ambos litigantes fueron reyes simultaneamente, es decir en el momento de la muerte de Sancho III de Castilla, en 1158. Consecuentemente Navarra debía devolver a Castilla las tierras riojanas tomadas en la campaña de 1162-1163 y Castilla debía restituir a Navarra los enclaves que había tomado en la campaña de 1173 a 1176. El rey castellano debía además indemnizar al navarro con tres mil maravedíes anuales durante diez años. Ambos reyes estaban también obligados a respetar por siete años la tregua que habían acordado en el año 1176.

Al no contentar el laudo a ninguna de las partes, no se cumplió. Para Sancho VI era muy grave aceptar que la conquista navarra de los territorios riojanos a los musulmanes en el siglo X quedara ahora invalidada y sujeta a negociación, arbitraje o incitación a reconquista. Pero el laudo tenía una gran virtud para el rey Sancho el Sabio pues consideraba que los vínculos vasalláticos del rey de Navarra hacia el de Castilla eran desde ahora inexistentes, con lo que la titulación de “rex Navarre” tenía un refrendo jurídico y reconocimiento en las cortes europeas. Sancho VI conservará ésto último y mantendrá vigente las situaciones adquiridas en los territorios riojanos. Puesto que el laudo arbitral no fue demasiado claro en la cuestión de los territorios vascongados, Sancho VI mantuvo también en ellos su autoridad.

El conflicto seguía pendiente y como primera medida, los reyes de Aragón, de Castilla y Fernando II de León acuerdan en el mes de junio de 1177 romper la tregua que mantenían desde el año 1173 con el califa almohade Abu Yaqub Yusuf y deciden no contar con Navarra para llevar el esfuerzo de Reconquista. Se iniciaba así otra época de acoso al rey de Navarra volviendo a los viejos pactos para repartirse el Reyno de Navarra que no podría extenderse por ninguna frontera. En marzo del año 1179 los acuerdos castellano-aragoneses de Cazola venían a confirmar con un lujo de detalles las ambiciones de reparto de Navarra que movía a sus reyes.

El 15 de abril Sancho VI el Sabio acepta con habilidad diplomática y serenidad calculada un acuerdo definitivo de paz, zanjando en favor de Castilla las cuestiones territoriales que les separaba, en línea con el laudo arbitral del rey inglés. Los territorios riojanos que Sancho había tomado en la campaña de 1162-1163 eran así restituídos a Castilla - con ciertas condiciones de gobernación conjunta - mientras que se devolvían a Navarra las plazas de Álava - en donde Navarra mantendría su particular régimen señorial - que antes había ocupado Alfonso VIII. El río Nervión marcará de nuevo la frontera de Navarra. Sancho VI reconocía también la soberanía de Castilla sobre las tierras burgalesas y sorianas que hasta cerca de Numancia e incluyendo la sierra de Cameros, Ágreda y las Cinco Villas riojanas habían pertenecido desde hacía mucho tiempo a los reyes de Pamplona. Los acuerdos representaban una solemne declaración de paz entre los soberanos de Castilla y de Navarra, en los que no se vislumbra ya ninguna dependencia vasallátiva del rey navarro hacia el castellano.

En ese momento puede darse por terminado el período de “restauración” de la dinastía de Navarra que, desde el año 1134, había tomado 45 años.

La paz de abril de 1179 habría llenado de satisfacción a la reina de Navarra, la castellana Sancha, tía carnal del rey Alfonso VIII. Pero moría al poco tiempo en agosto de ese mismo año 1179. Era ahora importante para el rey navarro buscar alianzas matrimoniales para sus hijos que fueran idóneas para poner al Reyno al abrigo de un nuevo comienzo de hostilidades con los vecinos reinos cristianos hispanos. Cortada Navarra de una expansión hacia el sur, impedido por la alianza entre Aragón y Castilla de su deseo de participar en la Reconquista de territorios musulmanes, era de buen sentido que el rey Sancho se inclinara por mirar más allá de los Pirineos.

Y lo llevará a efecto sin ser consciente por supuesto de que esta mirada hacia el norte colocaría a Navarra durante más de tres siglos en estrecho contacto dinástico con casas reales francesas.


2.6 Ricardo “Corazón de León”, duque de Aquitania

El matrimonio de Alfonso VIII de Castilla con una princesa de la casa real inglesa había inquietado a Sancho “el Sabio” ya que la reina de Inglaterra, Leonor de Aquitania (9) (1122- 1204), era la titular del ducado de Aquitania que estaba unido al de Gascuña desde el año 1039. El ducado de Aquitania se extendía desde el río Loira hasta el Garona y el ducado de Gascuña desde este río hasta los montes Pirineos, incluído Bearn y Labourd. Leonor de Aquitania había casado en primeras nupcias con el rey Luis VII de Francia (1120-1137-1180) y tras la anulación en 1152 de este matrimonio, casó en segundas nupcias con el duque de Normandía, el francés Henri de Anjou Plantagenêt, que poco después tomaría la corona de Inglaterra como Henri II (1133-1154-1189).

Los vastos territorios de Aquitania que Leonor había aportado a la corona de Francia en ocasión de su primer matrimonio, pertenecen ahora a la corona inglesa que tiene el inmenso territorio anglo-angevino desde Escocia hasta Navarra. Por este feudo de Aquitania y otros como Normandía que poseían los Plantagenêt en territorio francés deben rendir vasallaje al rey de Francia. Henri de Anjou había rendido vasallaje a Luis VII en el año 1151 por el ducado de Normandía - antes de tomar la corona de Inglaterra - y vuelve a hacerlo en el año 1154 después de haberla tomado por todos sus feudos continentales que ahora incluyen además Maine, Anjou, Bretaña y Poitou con Aquitania que ya va unida con el ducado de Gascuña.

Este vasallaje será fuente de interminables conflictos entre Francia e Inglaterra en lo que se conoce como la guerra de los Cien Años que comienza a mediados del siglo XIV pero cuyos antecedentes se están ya larvando en este época del siglo XII.


Quizá movida por las infidelidades del rey inglés con su favorita Rosamond Clifford, Leonor de Aquitania establece en el año 1170 su corte en Poitiers, en donde se instala con sus hijos y es en ese año cuando casa a su hija de 8 años de edad - también llamada Leonor - con Alfonso VIII de Castilla. Tres años después, en 1173, promueve una revuelta de sus hijos con apoyo de Escocia y Francia en un intento de destronar a su esposo el rey Henri II, pero ello le habría de costar quedar confinada casi 15 años, hasta el año 1189 en que muere su esposo el Rey y hereda el trono su segundo hijo varón Ricardo “Corazón de León” (1157-1189-1199). Leonor en su intento de derrocar al Rey había previsto entregar Aquitania a su hijo Ricardo y a Henry “the young” (+ 1183) Normandía, Perche, Anjou e Inglaterra.

En el año 1179 Henri II otorga el ducado de Aquitania a su hijo Ricardo “Corazón de León” y Leonor es entonces invitada a salir de su confinamiento y acude a la solemne ceremonia y festejos que se preparan para su hijo el nuevo duque. Su hermano mayor Henry “el Joven” está destinado a heredar la corona de Inglaterra, de modo que Ricardo - que realmente se había criado con su madre Leonor en Poitiers y seguramente no hablaba el idioma sajón - es quien va a regir los destinos de este territorio de mucha mayor extensión que las posesiones de dominio del rey de Francia.

No podía prever Ricardo que su hermano mayor Henry fuera a morir el año 1183 y que sería él quien finalmente llevaría la corona de Inglaterra. Tras la muerte de su hijo Henry, Leonor vive de nuevo con el rey Henri II en palacio, pero dos años más tarde volverá a confinarla privándole de libertad. En el año 1189 muere el Rey y Leonor se ausenta de Inglaterra para ir en busca de su hijo predilecto Ricardo, el duque de Aquitania.


2.7 nuevas alianzas de Navarra

          2.7.1 el vecino ducado de Gascuña
          2.7.2 la infanta Berenguela reina de Inglaterra
          2.7.3 la infanta Blanca condesa de Champagne


2.7.1 el vecino ducado de Gascuña

 La princesa Leonor Plantagenêt había aportado en dote a su matrimonio con Alfonso VIII de Castilla en 1170 el importante ducado de Gascuña, siendo Burdeos su capital y extendiéndose desde el río Garona hasta los Pirineos. Pero fue previsto en las capitulaciones matrimoniales que no podría hacer uso del ducado en vida de la Duquesa, su madre Leonor de Aquitania. El ducado estaba dividido en una serie de vizcondados y señoríos que rendían vasallaje al duque de Aquitania. Uno de ellos era Labourd que había sido constituído en favor del rey navarro Sancho III el Mayor por su tío el duque Sancho VI Guillaume a principios del siglo XI (1023). Pero con la reunión de los ducados de Gascuña y Aquitania a la muerte del duque Eudes de Aquitania (1039) había quedado sin efecto la relación de dependencia de Labourd con Navarra.

En el año 1189, cuando Ricardo “Corazón de León” accede al trono inglés, su madre Leonor de Aquitania tiene ya 67 años, una edad muy avanzada en aquel tiempo. El riesgo de que Alfonso VIII hiciera valer a la muerte de la vieja duquesa la dote de su esposa Leonor ante su cuñado Ricardo - el rey de Inglaterra y duque de Aquitania - habría obligado al rey Sancho VI el Sabio a hacer mil cábalas para evitarlo. Según todos los indicios, su hijo el infante Sancho (VII) - casi de la misma edad que el rey Ricardo - mantenía con éste una buena relación, al menos desde la crisis de Bearn de 1170 que obligó la presencia en los Pirineos de Ricardo para invalidar los acuerdos de vasallaje que los señores de Bearn y otros de su influencia se proponían llevar o habían ya llevado a cabo con el rey de Aragón.

Ya desde el año anterior de 1169 la reina Leonor de Aquitania había encomendado a su hijo Ricardo de 12 años de edad el gobierno del ducado de Aquitania, sin duda asistido por ella misma. Sancha, la hermana del rey Sancho VI de Navarra, había casado en el año 1153 con el vizconde Gaston V de Bearn. Muerto éste sin descendiencia en 1170, su hermana Marie - a quien el rey de Aragón Alfonso II había casado con el Senescal de Cataluña Guillermo de Montcada - busca protección otorgando vasallaje al rey aragonés y muere poco después en el año 1173. Es un período de inestabilidad en el vizcondado de Bearn y Ricardo “Corazón de León” estará atento a los acontecimientos que son estrechamente vigilados desde su atalaya en la región, el castillo de Mauleón. El conocimiento que Sancho VI y su hijo el infante Sancho (VII) tienen de la familia de Bearn podía ser una circunstancia que Ricardo “Corazón de León” apreció y utilizó en esta crisis y de donde parece puede suponerse habría nacido la estrecha relación que luego mantendrían. En la crisis de Bearn de 1170 Ricardo Corazón de León tiene unos 13 años y el infante de Navarra Sancho (VII) unos 16.

A partir de 1173, cuando la reina Leonor es confinada y privada de libertad en Inglaterra, la gobernación del extensísimo ducado de Aquitania queda realmente en manos únicamente del joven infante Ricardo de Inglaterra, desde su centro en la corte aquitana de Poitiers. En la expedición de Ricardo al ducado de Gascuña en los años 1176 y 1177 para asegurar la obediencia de algunos señores vasallos, tras la toma de la importante plaza de Dax, ataca Bayona y entra luego en Labourd. En enero de 1177 está en los valles de Cize limpiando la ruta jacobea de los nidos de asaltantes de peregrinos que saqueaban en aquella zona.

Solamente caben algunas hipótesis sobre lo ocurrido ese invierno en que Ricardo se encuentra en el Pirineo. Pero coincide el momento en que los “tenentes” del nuevo castillo de San Juan de Pié de Puerto son leales al rey de Navarra, siendo éste probablemente el comienzo de una larga presencia de Navarra en los territorios de Ultrapuertos. Y coincide este hecho con la destrucción que Ricardo llevó a cabo de la fortaleza de Usacoa junto a San Juan el Viejo, lugar de refugio de los asaltantes de la ruta y coincide también con el declive de la autoridad del vizconde labortano Arnaldo Beltrán en la zona (10).

En el año 1178 Ricardo debe de nuevo ponerse al frente de sus tropas para venir a Dax y acercarse al vizcondado de Bigorre en donde se le negaba obediencia, asunto en el que intervino el rey Alfonso II de Aragón para garantizarle la sumisión del vizconde a su autoridad. En 1187 el vizconde de Bigorre rinde vasallaje al rey de Aragón.

Desde la muerte en el año 1183 del heredero Henry de la corona de Inglaterra, las relaciones entre Ricardo y su padre el rey Henri II eran particularmente hostiles y se vieron agravadas por la apasionada admiración y desvelos que el rey Henry II tuvo con su prometida Alix de Francia - hermana del rey Philippe II Auguste - y con la vuelta a confinamiento de la reina Leonor en el año 1186. Las ocupaciones ahora de Ricardo lo habrían alejado de la frontera sur del ducado de Gascuña y es imaginable que hubiera solicitado a Sancho VI de Navarra y en particular a su hijo el infante Sancho que velaran por sus intereses en la zona, como lo haría más tarde cuando partió para la Cruzada a los Santos Lugares.


2.7.2 la infanta Berenguela reina de Inglaterra 

Ricardo Corazón de León tiene unos 32 años al heredar el trono inglés en 1189 y es soltero aunque comprometido - ya desde el año 1169 - con Alix (Adelaïde), hija del rey de Francia Louis VII, por su tercer matrimonio con Adèle de Champagne.

Sancho el Sabio sabrá hacer valer los intereses de vecindad entre Navarra y Gascuña y conseguirá que Ricardo no case al final con Alix - muy al disgusto de su hermano Philippe II Auguste que ha heredado el reino en el año 1180 - sino con su hija, la infanta de Navarra Berenguela. El éxito ante Castilla es definitivo. El rey de Castilla Alfonso VIII había casado con Leonor, una hija del rey Henri II de Inglaterra. Pero ahora la infanta Berenguela de Navarra va a casar nada menos que con el propio rey inglés Ricardo. El rey de Navarra había así logrado contrarrestar la dote que Alfonso VIII había obtenido y que peligrosamente para Navarra le otorgaba derechos sobre el vecino ducado de Gascuña.

A la muerte de Henry II en julio de 1189, su hijo Ricardo permanece en Inglaterra hasta el final de ese año y en febrero de 1190 se acerca de nuevo a Gascuña. Mantiene en la abadía de La Réole una reunión con numerosos prelados y nobles gascones que según algún historiador inglés debió aprovechar para comunicarles su decisión de contraer matrimonio con la infanta Berenguela de Navarra. Este anuncio sería delicado pues invalidaba su anterior y viejo compromiso con Alix, hermana del rey de Francia.

Los historiadores se han preguntado sobre las razones que habrían inducido al rey Ricardo a efectuar esta elección para asegurar un heredero en el trono de Inglaterra y no han faltado numerosas leyendas que atribuyen al vigor y dedicación de su madre la reina Leonor la elección de la princesa navarra, considerada de gran belleza.

Históricamente y políticamente, los historiadores se inclinan a pensar que el rey Ricardo buscó la alianza matrimonial con sus vecinos de Navarra para encontrar en ellos la protección que necesitaban sus territorios gascones durante su proyectada ausencia a los Santos Lugares. Y en ello habría tenido importancia la enemistad que le mostraba el poderoso conde Raymond V de Toulouse (1148-1195) que quedaría peligrosamente atrás en su condado, sin participar en la Cruzada. En relación con ello se ha avanzado la hipótesis de que Ricardo habría encontrado útil para sus propios intereses que el rey de Navarra tuviera autoridad en sus territorios gascones de Cize, siendo quizá ello una explicación del comienzo de la expansión de Navarra en Ultrapuertos. Y ello - siguiendo una hipótesis en parte documentada - se habría plasmado en las capitulaciones matrimoniales entre el rey Ricardo y la princesa navarra Berenguela (11).

La boda se celebró el 12 de mayo de 1991 en la capilla de San Jorge de la catedral de San Juan de Limassol (12) en la isla de Chipre que el rey Ricardo había tomado al duque de Cilicia, Isaac Ddoukas Comnenus (13) en su expedición a Tierra Santa. Una tempestad había lanzado el 8 de mayo algunos barcos de los cruzados contra las costas chipriotas y el duque Isaac, invocando el derecho de derelicto o abandono de nave, se hizo con todos los enseres y vituallas de algunos barcos de la expedición en los que se cree estaban a bordo Berenguela y su futura cuñada la reina-viuda Joan de Sicilia, nuera ésta de la infanta Margarita de Navarra y reina de Sicilia, hermana de Sancho VI el Sabio. El rey Ricardo conservó algunos barcos y fuerzas con las que pudo entrar en la isla y conquistarla. En la boda estuvo ausente el rey Philippe II Auguste de Francia quien se encontraba ofendido por la ruptura del compromiso de matrimonio del rey Ricardo con su hermana Alix.

Tras la brillante conquista de San Juan de Acre el 13 de julio de 1191, el rey Philippe II Auguste decide adelantar su regreso a Francia iniciando desde su llegada un acoso a todos los territorios de la corona inglesa en Francia lo que será el principal antecedente - de los muchos que hubo - para explicar más tarde la guerra de los Cien Años en el siglo XIV. La reina Berenguela y su cuñada la reina viuda de Sicilia Joan abandonaron Tierra Santa el 29 de septiembre de 1192 - antes que el rey Ricardo que lo haría el 9 de octubre - y estuvieron en Roma donde les dió acogida el Papa. Marcharon luego a Marsella desde donde fueron acompañadas por Provence por el rey Alfonso II de Aragón. Luego fueron acompañadas a Poitou por Raymond de Saint-Gilles del condado de Toulouse con quien casaría en segundas nupcias la reina viuda Joan. Desde su vuelta, Berenguela se encuentra en la corte de Poitiers, principalmente en el castillo de Chinon en el valle del río Loire. Durante tres años no vería a su esposo el rey Ricardo.

Ricardo no pudo tomar Jerusalén pero consiguió del sultán Saladino garantías de buen trato y acogida a los peregrinos. Alertado el rey Ricardo de las conspiraciones de su hermano Juan sin Tierra en Inglaterra y de los despojos que en sus territorios de Normandía estaba llevando a cabo el enemistado rey Philippe II Auguste, se embarca de vuelta a Occidente en octubre de 1192. Temiendo que el rey francés le tienda una emboscada si se presenta en el puerto de Marsella, pone sus barcos rumbo al mar Adriático con idea de seguir luego una ruta por tierra.

Tras un naufragio cerca de Venecia, llega Ricardo a Viena y el duque Leopoldo de Austria, que se había considerado insultado por el rey Ricardo en la toma de San Juan de Acre, lo hace prisionero el 21 de diciembre entregándolo en febrero de 1193 al emperador Enrique VI el Grande. Fue liberado un año más tarde en Mayenne, el 4 de febrero de 1194, tras acordar un compromiso de pago de un importante rescate de 150.000 marcos de plata que el Emperador utilizó para su conquista de Sicilia, poniendo así fin al poderío normando en la isla. Tras su liberación y como garantía del posterior pago del rescate el rey Ricardo hubo de entregar rehenes. Entre ellos se encontraba su cuñado, el infante Fernando de Navarra, hijo de Sancho VI “el Sabio”, que permaneció dos años como rehén.


Ricardo y Berenguela habían vuelto separadamente de la Cruzada y ya no llevarían vida marital. El rey murió el año 1199 y Berenguela en1230.


2.7.3 la infanta Blanca condesa de Champagne

A la muerte del rey Sancho VI el Sabio en 1194 su hija la infanta Blanca tiene 17 años - su hermana mayor Berenguela unos 24 - y no ha casado todavía.

La infanta Blanca casa con Thibaud de Champagne, un nieto de Leonor de Aquitania y por lo tanto también emparentado a través de ésta con los mismos círculos de la familia real inglesa. Su padre es Henri I “el Liberal” (1127-1152-1181) y su madre la princesa Marie (1145-1198), hija del primer matrimono del rey Louis VII con Leonor de Aquitania y por lo tanto hermana consanguínea del rey Philippe II “Auguste” quien en esa época está en plena lucha armada contra Ricardo “Corazón de León”. Puesto que Leonor de Aquitania era a su vez la suegra de la infanta Berenguela por su segundo matrimonio con el rey inglés Henri II, no es difícil imaginar que la familia real navarra seguía moviéndose en un mismo círculo de relaciones al casar a las infantas Blanca y Berenguela.

De todo ello se ha sugerido que el rey de Francia Philippe II Auguste pudo haber promovido el matrimonio de un hijo de su hermana Marie con la Casa de Navarra, precisamente para neutralizar el apoyo de esta Casa a su enemiga la corona de Inglaterra.

Henri “el Liberal” había sido compañero cruzado del rey Louis VII en la segunda Cruzada de 1147 a cuyo lado luchó distinguiéndose en el combate del “Meandro” que dispersó a los turcos. Fue un gran diplomático en su tiempo, participando con habilidad en la resolución de todos los conflictos entre Louis VII, el pontífice Alejandro III, el rey inglés Henri II Plantagenêt y el emperador Federico Barbarroja. Tuvo también la visión de fijar el calendario de las seis ferias de Champagne convirtiendo el condado de Champagne en el primer centro de intercambios comerciales en Occidente, lo que redundó en una gran riqueza y esplendor cultural y artístico en el condado. Fue un gran amante de las letras y apasionado estudioso de la Historia.

Thibaud III (1179-1197-1201) había heredado a los 18 años de edad el condado de su hermano Henri II al morir éste sin descendencia en 1197. Tan pronto como asume las riendas del condado, el rey Philippe II Auguste le invita a acompañarle en su lucha contra el rey Ricardo de Inglaterra. Su primera participación en la lucha es en la batalla de Gisors en Normandía (1198) cuya fortaleza se pierde en favor del inglés. Al año siguiente, el 1 de julio de 1199, casa el joven conde Thibaud III con la infanta Blanca de Navarra hermana del rey Sancho VII “el Fuerte” pero muere de fiebres de tifus el 24 de mayo de 1201 en su palacio de Troyes a los 22 años de edad. La condesa Blanca dará a luz un hijo póstumo, el conde Thibaud IV de Champagne, que en el año 1234, a la muerte de su tío Sancho VII “el Fuerte”, se convertirá en el rey Teobaldo I de Navarra. El rey Philippe II Auguste viene a Provins y es el padrino de bautizo de Teobaldo en la iglesia de Saint-Quiriace.

 La regencia de Blanca de Navarra en el condado de Champagne se va a prolongar durante un largo período de 21 años. Desconoce todavía el condado pues lleva solamente dos años viviendo en él. El rey Philippe II “Auguste” le ofrece su protección, aunque le pone como condición el deber de no casar de nuevo sin su consentimiento. Tal era la preocupación del Rey de que este condado tan importante pudiera caer en manos del duque de Borgoña u otra de las familias feudales francesas enemiga de la corona, que trae a Teobaldo para ser criado en la corte de Francia. El joven Teobaldo, con solamente 13 años de edad participa en 1214 junto al rey francés en la victoria de Bouvines contra el rey inglés Juan sin Tierra y sus aliados.

El niño-conde va a conocer en la corte de Louvre en París a su prima la infanta Blanca de Castilla - hija del rey Alfonso VIII de Castilla y de Leonor Plantagenêt - que había casado con el heredero de la corona, el futuro Louis VIII “le Lion”. Blanca de Castilla es 13 años mayor que Teobaldo y siente una especial predilección por el niño-conde a quien le introduce en el mundo de los trovadores y poetas que Blanca acoge en la corte de París. Los sentimientos de cariño de Teobaldo hacia Blanca fueron patentes en la corte y fue a ella a quien “el chansonnier y poeta trovador” dedicó muchas de sus notables poemas y canciones. Teobaldo recibe en 1222 la espada de Caballero del rey Philippe II Auguste cesando entonces la regencia de su madre la condesa viuda. Y en el año 1234 toma la corona de Navarra a la muerte de su tío Sancho VII el Fuerte.

Al llegar al capítulo relativo a la Casa de Champagne tendremos ocasión de retomar los hechos del rey Teobaldo I de Navarra y Champagne.


2.8 los cambios en la sociedad y la nueva vida urbana

Hasta la mitad del siglo XII la expansión de las órdenes monásticas es espectacular. Coincide en gran medida con los avances de la Reconquista cuando los monasterios se convierten en agentes sociales de repoblamiento, de actividad económica y de difusión religiosa y cultural. Todo ello va acompañado de una vuelta a la simplicidad que propugnan los monjes cistercienses en respuesta a conceptos de pureza espiritual. Frente al esplendor de la Orden de Cluny y de la riqueza de la Iglesia todo debe ahora “ir desnudo”. Todo el ambiente de la época lleva a una “monacalización” no solamente de la Iglesia sino incluso de la sociedad misma. El ciudadano ideal es el monje y el monje es el cristiano ideal. Incluso los guerreros deben ahora tomar el hábito de monje. Y así las órdenes militares - en particular los Templarios y los Hospitalarios de San Juan - conocerán un desarrollo espectacular.

En la segunda mitad del siglo XII, más bien al final de ese siglo, los desarrollos urbanos han llevado en cambio a apreciar una cultura más del pensamiento que de la espiritualidad y se sienten los primeros balbuceos de la escolástica que va a diversificar y ampliar el pensamiento cristiano. La enseñanza comienza a salir de los monasterios y de las escuelas episcopales para llegar a la plaza pública. Maestros laicos comienzan a impartir enseñanzas, lo cual es novedoso. En el siglo XII se afirma el papado a la vez que se aleja de las preocupaciones religiosas - como las cruzadas - proyectando cada vez más influencia sobre los poderes temporales mientras continúa la reforma gregoriana. La Iglesia está sin embargo decidida a enmarcar la sociedad en base a la unidad de la fe y adopta métodos coercitivos con una nueva legislación que lleva como instrumento la pena de muerte por el fuego que redime. Se organiza la Inquisición en varios países.  

A principios del siglo XII la población es eminentemente rural. En la primera mitad del siglo XII comienzan sin embargo a florecer centros urbanos en donde los primeros formadores son principalmente extranjeros - francos - asentados muchos de ellos a través de su llegada inicial al recorrer la ruta Jacobea. Con fines de repoblación, especialmente en las zonas fronterizas, los reyes otorgan privilegios y franquicias a las nuevas villas que se van creando. Y este conjunto de normativas municipales incorporan los derechos y deberes que corresponden a sus moradores, con lo que se está creando el marco jurídico que no solamente ampara a las personas contra las arbitrariedades y servilismo que conllevan los vínculos de vasallaje, sino que en cierto modo, regula y crea un marco de actuación a las profesiones artesanales y al comercio. Ello dará lugar a la aparición y vigoroso desarrollo de una nueva clase social urbana, los “burgueses o francos”. Es un factor de profundo cambio social con notables efectos, no solamente en la vida económica, sino por supuesto en las costumbres e incluso en la lengua. Es el tiempo de fuerte penetración de la “lengua occitana” traída por los “francos” y luego extensamente utilizada también en la corte de Navarra.

Sancho VII “el Sabio” favorece decididamente la creación de nuevos núcleos urbanos constituyendo las “buenas villas” o villas reales, “de realengo”, en las que se integran mayoritariamente pobladores autóctonos navarros dedicados a la agricultura pero en una condición social ya alejada del servilismo que imponía el vínculo de sumisión a los “infanzones” y “ricoshombres” (14). Los "labradores" irán así sustituyendo el viejo vínculo personal de servilismo por otros puramente económico-fiscales.

Estas “villas reales” se añaden a las “villas francas”, también llamadas “burgo”, y tenderían a equipararse a éstas en sus privilegios y franquicias. A pesar del florecimiento urbano, la sociedad sigue caracterizándose por su ocupación y residencia rural. Los “labradores” habitan lugares - aldeas - que dependen jurídicamente de un “señor” (del rey, “ de realengo”; de una institución de la Iglesia, “de abadengo”; o de un señor noble laico, “de solariego”). Los labradores cultivan las tierras del señor y pueden llegar a ser propietarios de las tierras y su casa, pero pagan la “pecha” a su señor. Los que no eran propietarios se denominaban “collazos” y se encontraban en una situación más servil y cuya adscripción real y permanente a la tierra hacía que el señor lo pudiera transferir con ésta.

En el siglo XII se generaliza en Navarra una vida social urbana en que, con ciertas limitaciones y a veces distanciamientos, se mezclan pobladores de distinto origen - de procedencia, de etnia o de religión -, navarros, francos, musulmanes y judíos. El rey otorga a veces fueros diferenciados a cada grupo de población, constituyéndose en algunas ciudades - como Pamplona - distintos barrios o burgos que acogían a estos grupos poblacionales.

El núcleo originario de población se encontraba en Pamplona en la “ciudad episcopal”, cerca de la Catedral. Por ser sus pobladores los “navarros” habría comenzado a llamarse “la navarrería”, para distinguir este barrio del que se constituye en la primera mitad del siglo XII en las inmediaciones de la iglesia de San Cernin - o San Saturnino - para acoger a los inmigrantes “francos”. Fue Alfonso I “el Batallador”, rey de Aragón y de Navarra, el que otorgó el señorío sobre la “navarrería” de Pamplona a su prelado en ocasión de otorgar en el año 1129 (15) el fuero de Jaca a los francos establecidos en el burgo de San Cernin.

Surgirá luego un tercer “burgo” llamado “la Población” de San Nicolás en el que se mezclarán ambas etnias. Las rivalidades que sin duda surgieron llegarían a una gran violencia un siglo más tarde cuando sería reprimida en el año 1276 por los ejércitos del rey francés Philippe III “le Hardi”, regente del Reyno de Navarra.

Un gran número de pequeñas iglesias y ermitas de estilo románico tardío se levantan en Navarra a todo lo largo del siglo XII, entre las que solamente podemos señalar aquí algunas y ponemos como ejemplo cisterciense a Eunate y Torres del Río o los monasterios de La Oliva, Fitero, Iranzu o la catedral de Tudela, entre otros. Roncesvalles vendría un poco más tarde ya en tiempos de Sancho VII “el Fuerte”, mientras que algunos templos de Estella - San Miguel y San Pedro de la Rúa - tienen influencias castellanas y musulmanas. En general, en el valle del Ebro siguió siendo muy importante la población de origen musulmán que normalmente mora fuera de los recintos amurallados y se ocupa en la agricultura y los oficios, entre los que destaca su buen hacer en la “maestría” o albañilería. En Navarra y Aragón la eclosión constructiva de iglesias cristianas tras la liberación del control musulmán ocupa a los musulmanes que siguen radicando en las villas cristianas y su “maestría” en la construcción dará como resultado las innumerables huellas de estilo “mudéjar” en las iglesias. Todavía hoy en día en la Ribera del Ebro se suele llamar “obra de moro” a la obra bien realizada, con “maestría”.

Artística y culturalmente el caso de Tudela es excepcional y en esa ciudad residió largamente Sancho VI “el Sabio” y su hijo Sancho VII “el Fuerte”. Las corrientes culturales que se entremezclan en Tudela con 400 años de pasado musulmán, los aportes de origen pirenáico-carolingio aragonés, la inmigración “franca” de lengua “occitana”, el progresivo desarrollo escrito de una lengua romance autóctona, algunas reminiscencias de hablas vascuences, o el esplendor que tomó la cultura hebrea, hicieron de Tudela el auténtico crisol de culturas de Navarra en la época.

Con el rey Sancho VI “el Sabio” el desarrollo de nuevas villas es espectacular y sería entrar en otra materia señalar las características jurídico-municipales de cada una de ellas. Se pretende señalar aquí solamente la dedicación y acierto con que el Rey supo dotar a cada nueva ciudad del marco jurídico apropiado a cada situación. El “fuero de Jaca , seguramente inspirado de precedentes aquitano-gascones, fue un modelo utilizado en varias otras villas y diversas variantes de éste llegaron a aplicarse en las cartas fundacionales de lugares alejados del Pirineo. Otorgado primero a Estella (1164), una versión “estellesa” es otorgada luego a San Sebastián (aproximadamente en 1180), en donde el rey Sancho VI quiere crear un puerto a Navarra asentando allí pobladores gascones (16). Los acuerdos del año 1179 con Castilla aseguraban al rey navarro en esta zona de Guipúzcoa. Ya antes, en tiempos de Sancho el Mayor - gran protector del monasterio de San Salvador de Leyre - fueron precisamente los monjes de este monasterio los que fundaron en Hernani otro monasterio que pusieron bajo la advocación de San Sebastián. Hecho que sin duda tendría influencia cuando el rey Sancho el Sabio fundó y otorgó fuero a San Sebastián. Poco después, en 1181, Sancho el Sabio concedía otro fuero - una versión “logroñesa” del fuero de Jaca - a los pobladores de la pequeña aldea de Gasteiz - llamada por el rey Nova Victoria.

Primero Sancho el Mayor, luego Sancho el Sabio y finalmente la dinastía de los Teobaldos de Champagne - importadora de modelos avanzados franceses - son los representantes regios que más habrán contribuído a la formación de un reino con caracteríticas propias.

 

[ Anterior ] | [ Siguiente ]

 

 



3 Sancho VII “el Fuerte”

3.1 Navarra, guardián de Gascuña
3.2 Celestino III
3.3 Sancho VII con los almohades
3.4 la pérdida de Álava, Guipúzcoa, San Sebastián y Fuenterrabía
3.5 relaciones ultrapirenaicas
3.6 la batalla de las Navas de Tolosa
3.7 la sucesión en el Reyno


El rey Sancho VI “el Sabio” (1132-1150-1194) muere el 27 de junio del año 1194 tras un largo reinado de 44 años. Su hijo Sancho VII “el Fuerte” (1154-1194-1234) hereda la corona a la edad madura de 40 años. Desde la paz con Castilla del año 1179, Sancho VI “el Sabio” pudo disfrutar de un período de tranquilidad en el cual su principal ocupación fue la organización y estructuración del reino, incluyendo un ambicoso plan para construir iglesias en centenares de lugares, sobre lo que se han expuesto unas líneas más arriba, por seguro demasiado brevemente, pues la trascendencia para Navarra de la labor desarrollada por este gran rey hubiera requerido una lectura más holgada.

Las orientaciones europeístas del reino y las alianzas matrimoniales de sus hijos habrían sido también concebidas y dirigidas por Sancho el Sabio, pero la ejecución parece haber sido llevada a cabo con gran energía y acierto por el infante Sancho quien desde muy joven tejió una estrecha relación con sus vecinos aquitano-gascones norpirenaicos, en particular con el duque Ricardo de Aquitania, más tarde el rey de Inglaterra Ricardo I “Corazón de León”.


3.1 Navarra guardián de Gascuña

Desde que embarcó el rey Ricardo de Inglaterra en Marsella en agosto del año 1190 camino de las Cruzadas hasta su liberación de prisión en Mayenne en febrero de 1194, habían pasado casi cuatro años. Durante este dilatado período, el rey Sancho VI el Sabio de Navarra y su hijo el infante Sancho de Navarra - el futuro Sancho VII “el Fuerte” - van a estar atentos por encargo del rey Ricardo para que se cumplan las bulas del Sumo Pontífice que castigaba a quienes en ausencia de los cruzados llevaran a cabo actos de desobediencia o rebeldía a la autoridad ducal de Aquitania y Gascuña. Tras su liberación de cautiverio en febrero de 1194, las prioridades del rey Ricardo están en Inglaterra y en Normandía. Su hermano Juan sin Tierra había hecho pactos en Mantes con el rey francés, estando Ricardo en prisión en Austria, para repartirse sus despojos, el trono inglés para Juan y Normandía para el rey de Francia Philippe II “Auguste". En vida de la duquesa Alienor de Aquitania su ducado es inviolable aunque Ricardo esté en prisión.

En el año 1192 el rey francés había tomado las fortalezas de Gisors, Neauphles y Châteauneuf.

Tras su liberación Ricardo se dirige en marzo de 1194 a Inglaterra para reprimir la insolencia y tiranía de su hermano Juan sin Tierra (17). Después de coronarse por segunda vez (16 abril 1194), desembarca el 12 de mayo en Normandía para defender sus territorios de los ataques del rey Philippe II “Auguste”. Es el tiempo en que el rey francés había destruído completamente la ciudad de Evreux que la incendia y lleva a cabo una cruel matanza de sus habitantes.

No se observó ningún interés por parte del rey Ricardo en visitar a su esposa Berenguela hasta que cayó gravemente enfermo y acudió a ella en la Navidad del año 1195.

La preocupación del rey Ricardo no es ahora la Gascuña que se encuentra alejada de las posesiones del rey francés (el “domaine royal”) y bien vigilada por su cuñado Sancho VII el Fuerte. El peligro está en Normandía y Poitou, en donde permanecerá Ricardo guerreando con el rey francés hasta su muerte en el año 1199. Ricardo había terminado de construir un año antes la impresionante fortaleza de Gaillard (Normandía), de la que habrá ocasiones de hablar más adelante pues algunos acontecimientos de la historia de Francia y de Navarra ocurrieron en ese lugar.

Ya en el año 1192 el infante Sancho de Navarra había entrado con sus tropas en Gascuña para socorrer al Senescal de aquel ducado que gobernaba en nombre del duque-rey Ricardo. El rey francés Philippe II "Auguste" había empezado a buscar allí lealtades entre los señores gascones para interferir en la autoridad ducal. Así encontró a los condes de Perigord y de Brosse, entre otros, que pusieron en dificultad al Senescal. Tras socorrer a éste, Sancho se dirigió al condado de Toulouse ya que el conde Raymond V (1134-1148-1195) (18) había estado también detrás apoyando la revuelta en Gascuña. Rindió Sancho varias fortalezas y amenazó los muros de la capital del condado tolosano.

Tras la liberación de Ricardo de su cautiverio en Austria en febrero de 1194 llama el rey inglés al infante Sancho - todavía vive su padre el rey Sancho “el Sabio” - para ayudarle a liberar el legendario castillo de Loches, a unos 40 kilómetros al sudeste de Tours en el valle del río Loire, que había sido tomado por el rey francés en el año 1193, durante su cautiverio, según los pactos suscritos en Mantes con su hermano impostor Juan sin Tierra. Las acometidas del rey Ricardo llaman entonces la atención en todas las crónicas inglesas y francesas de la época pues el asedio y la toma del castillo de Loches no duró más que tres horas. Los navarros se enorgullecen de pensar que las tropas del infante Sancho - cuñado del rey inglés - habrían estado en primera línea de batalla cosechando el éxito para el rey Ricardo. Después de todo Sancho era el hermano de la reina Berenguela de Inglaterra, quien se encontraba cerca en la corte de Poitiers y a quien el infante habría visitado. Cuando ya fallecido Ricardo, Philippe II “Auguste” vuelve a tomar la misma fortaleza al rey inglés Juan sin Tierra el año 1205, el asedió durará un año. Sancho ayuda luego al rey inglés a tomar el cercano castillo de Châtellerault, al norte de Poitiers, estando también con el rey inglés en julio de 1194 en la victoria de Fréteval (Fracta Vallis). Fue durante esta campaña cuando el infante Sancho conoció el grave estado de salud del rey Sancho y volvió a Navarra.

Con toda probabilidad Sancho VII “el Fuerte” habría vuelto después a Francia para seguir guerreando con Ricardo para recuperar las plazas que le había arrebatado el rey Philippe II “Auguste”. Pero cuando es ya definitivo que el rey Ricardo se aleja de su hermana Berenguela - posiblemente por no saber encontrar descendencia con ella - y reconoce como heredero a su hermano Juan sin Tierra, las crónicas de la época ya no mencionan a Sancho luchando en Francia por su cuñado Ricardo.

Sancho el Fuerte casó después (1195) con Constance de Toulouse (19) hija del segundo matrimonio del conde Raymond VI de Toulouse, duque de Narbonne. El rey Ricardo recuperó prácticamente todas las plazas perdidas en Normandía y en 1198 vencía a Philippe II Auguste en Courcelles y Vernon siendo en esta plaza en donde llegan a una tregua en 1199, poco antes de morir el rey Ricardo.

No obstante la ayuda prestada por el rey navarro, Ricardo reclamó a su cuñado Sancho las dos fortalezas - Rochebrune (20) y San Juan de Pié de Puerto - que figuraban en la dote de Berenguela. Ésta se había retirado entonces al oscuro castillo de Angers en donde recibió la noticia de la muerte de su esposo el rey en el año 1199.

El vacío de poder que existió en el ducado de Gascuña desde el año 1190 hasta la muerte del rey Ricardo en 1199 debió haber sido una oportunidad para extender la influencia del reino de Navarra en los territorios de Ultrapuertos, tanto más cuanto que el infante Sancho había sido requerido para proteger el ducado durante la Cruzada y luego estuvo unido al rey en sus campañas en Poitou y Normandía. Reinando Sancho VII “el Fuerte”, el vizconde Arnaud-Raymond III de Tartas (1160-1239) prestó homenaje en el año 1196 al rey navarro. Y a principios del siglo XIII, sin duda para protegerse de las campañas de expansión del rey Philippe II “Auguste”, numerosos señores del sur de Gascuña prestan homenaje al rey navarro, como se expone más adelante.


3.2 Celestino III

El papa Celestino III (1191-1198) había excomulgado al rey Alfonso IX de León por su indebido matrimonio con Teresa de Portugal. El 12 de mayo del año 1191 se había suscrito el pacto de Huesca entre Alfonso IX de León, Alfonso II de Aragón, Sancho I de Portugal y Sancho VI “el Sabio” de Navarra. Era una coalición anticastellana diseñada para contrarestar la potencia de Alfonso VIII. La derrota de éste en Alarcos en 1195 ante el califa almohade Yusuf II se explica en parte por la inhibición de los demás reinos cristianos.

El rey de León y el de Navarra hacen tratos con los musulmanes para debilitar al rey castellano y el Papa parece querer atraerse al nuevo rey de Navarra Sancho VII el Fuerte a quien la bula pontificia de 22 de abril de 1196 otorga por ese tiempo el título de “rex Navarrae” en lugar de “Pampilonensium dux” usado desde la muerte de Alfonso I el Batallador en el año 1134. La bula de Celestino III de 29 de marzo de 1196 aconsejaba a Sancho tomar la cruz, renunciar a las parias y otros ingresos que recibía de los almohades y guerrear contra éstos en Cruzada. Tenía también como objetivo lograr el cese de las luchas y discordias entre los reyes cristianos.


3.3 Sancho VII con los almohades

En los años que siguen a la derrota castellana en Alarcos (1195) encontramos a Sancho VII el Fuerte en el norte de África ayudando al Califa almohade Aby Yusuf Yaqub al-Mansur (1184-1199) contra los rebeldes almorávides y asegurando su autoridad ante algunas familias almohades que no habían aceptado la herencia de Abu Yaqub Yusuf I (1163-1184). Su venida a África coincide con el final del apoyo del rey navarro a su cuñado Ricardo de Inglaterra tras relegar a su esposa la reina Berenguela. Sus campañas en Francia le habían ganado fama de valiente guerrero en todas las cortes europeas y los almohades habían tenido la ocasión de estar a su lado cuando atacó las plazas de Soria y Almazán que estaban controladas por Alfonso VIII. Según los cronistas de la época una princesa mora - hija de Muhammad al-Nasir, cuarto Califa almohade 1199-1213 - había quedado prendada del rey navarro y en su desesperación de amor hubo de intervenir el propio Muhammad enviando embajadores a Sancho el Fuerte para invitarle a venir a sus estados del norte de Africa para amar a su hija la princesa. Prometió que le colmaría de riquezas y le entregaría todos los extensos territorios que estaban bajo dominio almohade en la Península. Debía no obstante ayudarle con sus guerreros en los conflictos armados que tenía en el norte de África.

En enero del año 1199 moría el Califa almohade Aby Yusuf. Era éste el que había construído el alminar o minarete de la mezquita mayor de Sevilla, la que sería conocida después como la Giralda y el que había infligido en 1195 la severa derrota de Alarcos a Alfonso VIII de Castilla. Le sucedió Muhammad an-Nasir que llevaría el título de amir al-muminin (“emir de los creyentes”) que las crónicas cristianas llamarían“Miramamolin”, el de la batalla de las Navas de Tolosa.

 Durante un prolongado tiempo que las crónicas no establecen con fiabilidad el rey Sancho ha dejado su reyno y se encuentra en África.


3.4 la pérdida de Álava, Guipúzcoa, San Sebastián y Fuenterrabía

Alfonso VIII tendrá título a la muerte de su suegra Leonor de Aquitania en 1204 para reclamar el ducado de Gascuña, por la dote de su esposa Leonor Plantagenêt. En preparación de esa reclamación y todavía en vida de la reina-duquesa Leonor, los castellanos aprovechan la prolongada ausencia de Sancho VII en el norte de África para asediar y rendir Vitoria en el año 1200. Tras lo cual los señores del condado de Álava, los guipuzcoanos, los de San Sebastián del Oria al Bidasoa y los de Fuenterrabía se ponían bajo la protección y autoridad del rey de Castilla. Alfonso VIII conseguía así abrir un “corredor” territorial desde Castilla para estar en mejor situación para ejecutar sus derechos sobre Gascuña. Derechos que serían difíciles de defender pues era consciente Alfonso VIII que el matrimonio del rey Ricardo Corazón de León con la infanta navarra Berenguela en 1191 había devaluado considerablemente sus pretensiones a ejercer autoridad en Gascuña

La reina-duquesa Leonor de Aquitania muere el año 1204 pero Alfonso VIII no obtiene los vasallajes gascones que confiaba obtener, viendo como el rey inglés Juan sin Tierra y los burgueses de Bayona seguían manteniendo una predilección por confirmar acuerdos con Sancho VII de Navarra, que para entonces ya estaba de vuelta de su aventura africana.

Tampoco tuvo éxito la expedición que llevó Alfonso VIII a Gascuña el año 1205, pues no consiguió entrar ni en Burdeos ni en Bayona. El buen entendimiento de vecindad navarro-inglés fue lo que con toda probabilidad habría movido al rey Alfonso VIII a casar en el año 1200 a su hija de 12 años de edad, la infanta Blanca de Castilla, con el primogénito del rey Philippe II “Auguste”, el futuro Louis VIII “le Lion”, buscando así una alianza con Francia. A su vez, Philippe II buscaba con esta alianza obtener ayuda de la flota castellana para prepararse a vencer a los ingleses en el mar. Muerto para entonces Ricardo “Corazón de León” en 1199, Alfonso VIII de Castilla apostaba claramente por la victoria del lado francés, lo que en efecto se verificaría muy pronto con la victoria de Philippe II sobre Juan sin Tierra en Normandía y Poitou. Fue esta victoria tan contundente que el propio rey francés llegó a proclamarse rey de Inglaterra. Son éstos ya los antecedentes de la guerra de los Cien Años. Los derechos ya devaluados de Alfonso VIII de Castilla al ducado de Gascuña serían finalmente cedidos por su nieto Alfonso X el Sabio a su hermana Leonor en ocasión de su matrimonio con el rey Edward I de Inglaterra. El avance de la corona francesa sobre los territorios de Gascuña no se verían sin embargo coronados de éxito hasta las victorias de Charles VII bien avanzado el el siglo XV.

Para suplir la pérdida del puerto de San Sebastián en el año 1200 durante su ausencia africana, Sancho VII de Navarra y Juan sin Tierra firman un tratado de amistad en Chinon el 14 de octubre de 1201 constituyéndose Bayona en ciudad comercial de Navarra y acordando un especial tratamiento hospitalario a los mercaderes y comerciantes navarros. Por su parte el rey Sancho VII el Fuerte tomaba bajo su protección a los de Bayona.


3.5 relaciones ultrapirenáicas

En el año 1203 Vivien (Bibiano) “señor de Agramont” se declara vasallo del rey de Navarra

" jurant de faire la guerre et la paix"
selon qu'il plairait au roi de Navarre ”

poniendo su persona y castillo de Agramont a su servicio.

“jurando hacer guerra y paz, él y todo su linaje,
contra todos los hombres del mundo que el rey les mandare,
bajo pena de quedar por traidores y que no pudieran salvarse ( justificarse)
en parte alguna del mundo, ni por sus manos ni por ajenas”.

En señal de vasallaje puso la bandera del rey de Navarra en el castillo de Agramont en Viellenave-sur-Bidouze.

Veintisiete caballeros de las tierras pirenaicas de Gascuña juraron con Biviano. Éste acompañó a Sancho VII en la batalla de Las Navas de Tolosa. También lo hicieron Gaston VI de Bearn, Guillermo Raimundo de Sault (vizconde de Labour), Pierre Arnaud de Luxa y otros señores de las tierras de ultrapuertos. Los descendientes de Bibiano de Agramont mantuvieron esta relación de vasallaje con los monarcas navarros.

Este movimiento de acercamiento de señores ultrapirenaicos al rey de Navarra de principios del siglo XIII vino después de idénticas iniciativas tomadas en 1196 por el vizconde Arnaud-Raymond III de Tartas (1160-1239). Si en el período 1189-1194 Sancho el Fuerte tuvo con los señores gascones una actitud de “vigilante” de lealtades de vasallaje debidas al rey Ricardo, ausente en las Cruzadas, en los años siguiente 1194-1196 la relación debió tornarse en sincera amistad ya que Sancho luchó junto con ellos en favor del rey Ricardo para recuperar las plazas que durante su prisión en Austria le habían sido arrebatadas en Normandía y Poitou por el rey francés Philippe II “Auguste”.

Tras la muerte del rey Ricardo en el año 1199, Philippe II “Auguste” arrebata gradualmente a su hermano y sucesor en el trono inglés Juan sin Tierra prácticamente todos los feudos ingleses en Normandía, Poitou y Aquitania, ejerciendo una fuerte presión sobre el último reducto feudal inglés que es Gascuña. Cabe por lo tanto dentro de una buena lógica pensar que numerosos señores gascones, que habían disfrutado de una relativa independencia con el duque inglés sin excesiva intromisión en sus feudos, excepción hecha del castillo de Mauleon, temerían ahora el avance - en algunas circunstancias con notable violencia - que el rey francés pudiera llevar a cabo en el sudoeste para incorporarlo a sus posesiones reales, el domaine royale. Y ello explicaría el que todos juntos - un grupo de 23 señores - vinieran a rendir vasallaje al rey de Navarra.

Esta relación sería luego continuada y daría así lugar al nacimiento de la llamada Baja Navarra ultrapirenáica (21) o Tierras de Ultrapuertos que reunían varios pequeños valles pirenaicos con tres zonas administrativas (22).



3.6 la batalla de las Navas de Tolosa


Tras las pérdidas territoriales de Navarra en el año 1200 en favor de Castilla, las tensas relaciones entre Sancho VII el Fuerte - aliado de los ingleses - y su primo Alfonso VIII de Castilla - aliado de los franceses - cesarían tras el tratado de Guadalajara de 29 de octubre de 1207 en el que se pactaron treguas por cinco años. Seguiría luego un tratado con Aragón firmado en Monteagudo el 10 de febrero de 1209 en el que se pretendía evitar deslealtades de los vasallos de ambos reinos. Poco después vendrá la muy conocida batalla que se libró en un descampado de las Navas de Tolosa (Jaén) en el año 1212. Esta batalla es la venganza de Alfonso VIII contra los almohades por la derrota de Alarcos en 1195 y ocurre aprovechando un momento de desunión de los almohades.

El Papa había predicado esta Cruzada y el rey castellano solicitó la participación a su lado de todos los reyes cristianos de la Península. Alfonso IX, rey de León - el que pronto fundará la universidad de Salamanca - exigió como contrapartida la entrega de algunas plazas en litigio y al no obtenerlas, no solamente se negó a acudir a la Cruzada contra los almohades sino que aprovechó la ausencia de Alfonso VIII para arrebatarle algunos lugares. Tampoco el rey navarro Sancho VII el Fuerte estaba muy dispuesto a acudir en ayuda del castellano tras la usurpación por éste en el año 1200 de sus territorios vascongados en el condado de Álava, Guipúzcoa, San Sebastián y Fuenterrabía. Pero le visitó y convenció el arzobispo de Narbonne. La batalla iba a librarse contra los ejércitos almohades del Califa Miramamolin contra el que Sancho de Navarra mantenía vivo un fuerte rencor pues tras la ayuda que le prestó en el norte de África, aquél se había limitado a colmarle de riquezas pero no había cumplido su promesa de entregarle los territorios que tenía en la Península. Sería por un afán “visigótico” de venganza que Sancho prefirió no seguir el orden establecido por Alfonso VIII para la batalla y actuando por su cuenta se dirigió directamente con sus tropas al campamento del Califa. Y de atenernos a la leyenda, rompiendo los cercados de cadenas (23) que mantenían protegido su recinto y sembrando el pánico, provocó la huída de todo el cuerpo de mando musulmán en la batalla. Coincidió ésta acción individual del rey Sancho con la marcha desfavorable que mostraba la batalla para los cristianos, provocando ello una nueva iniciativa cristiana que resultó en una de las victorias más sonadas de la Reconquista.


3.7 la sucesión en el Reyno

Cercano a los 70 años y enfermo, el problema de la sucesión de Sancho VII estaba planteado desde hacía ya algunos años. No había tenido descendencia en su matrimonio con Constance. Tampoco su hermana Berenguela había tenido hijos con Ricardo Corazón de León. Solamente su hermana Blanca - la condesa viuda de Champagne - había tenido un hijo póstumo, su sobrino Teobaldo.

En el año 1225 Teobaldo viene a Navarra y conoce a su tío el rey Sancho. Es seguro que el rey recibiría a su sobrino de 24 años de edad con gran curiosidad y no solamente por ser entonces el primer príncipe de sangre detentando los derechos sucesorios en Navarra. Tendrían además muchas cosas que recordar juntos.

El padre de Teobaldo, el conde de Champagne Thibaud III, tenía 19 años cuando participó en su primera batalla de armas ayudando al rey francés Philippe II “Auguste” a resistir el asedio en el castillo de Gisors el año 1198 al norte del río Sena, en la misma frontera de Normandía, que tomó finalmente Ricardo Corazón de León. Sancho VII no había estado en esa batalla pues se encontraba entonces en el norte de África ayudando al Califa almohade a consolidar su autoridad. Ya desde el año 1195 en que el rey Ricardo se había distanciado de su hermana Berenguela no parece que Sancho se hubiera preocupado en ayudarle a recuperar las plazas que le había tomado el rey francés. Pero hay que imaginar ahora al viejo rey enfermo en Tudela observando a un sobrino que es vasallo de un rey francés con quien se ha medido - y salido siempre victorioso - en el campo de batalla. Hablarían sobre la primera derrota de su padre Teobaldo en Gisors, sobre tácticas de guerra, hablarían sobre la situación en Francia, su alejamiento de su admirada Blanca de Castilla, las ambiciones del duque de Borgoña, o la entereza de su hermana Blanca para defender como regente el condado de Champagne. Hablarían de la reina Berenguela en su retiro de Le Mans apasionada con su idea de fundar un monasterio. Habría muchas cosas que contar entre ellos y apasionarse con los relatos.

El encuentro tuvo que ser como abrir el crisol de culturas que fue Navarra. Ningún otro reino español estaba comenzando una relación tan intensa con otros reinos de Europa como lo había preparado Sancho VI el Sabio para Navarra.

Pero algo no fue bien y Teobaldo no pasó el exámen al que le había sometido su tío el rey Sancho. Incluso pensó el Rey que su sobrino estaba organizando una camarilla de nobles en Navarra que le reconocieran como sucesor al trono o quizá para con ellos forzar su abdicación del trono. Teobaldo vuelve a su condado impresionado por las riquezas que ha acumulado su tío el Rey desde que tuvo aquella prolongada estancia en la corte del Califa almohade en África, o desde que se hizo quizá con un fastuoso botín en la batalla de las Navas de Tolosa. El condado de Champagne era el feudo más rico de Europa y las rentas que los condes obtenían todos los años, en gran parte gracias a la actividad de las ferias y mercados, podía ascender a unas 30.000 libras. Esto sería por lo menos tres o cuatro veces superior a lo que se obtenía en todo el Reyno de Navarra. Pero Teobaldo volvió a Champagne convencido de que las riquezas que atesoraba el rey Sancho alcanzarían por lo menos 30 años de rentas champañesas. Supo entonces Teobaldo que sería uno de los reyes más ricos y prósperos de Europa y destacaría por encima de la nobleza en Francia.

Teobaldo debió también quedar impresionado por la cohesión territorial que entre su padre el rey Sancho VI el Sabio y su tío Sancho VII el Fuerte habían conseguido, dotando a Navarra de innumerables fueros municipales para atraer pobladores y comerciantes a todos los lugares del Reyno y construyendo varios centenares de iglesias en estilo románico tardío y protogótico "de hacia 1200". Algo que no se había conocido todavía en otros países de Europa, en donde destacaba sin embargo el condado de Champagne por sus iniciativas constructivas de arquitectura gótica.

Las relaciones del rey Sancho con el joven rey de Aragón eran muy cordiales. Desde su estancia en el norte de África el rey navarro había atesorado una apreciable fortuna que en variadas ocasiones utilizó para hacer préstamos a los monarcas vecinos, siempre en dificultad para sostener sus ejércitos de reconquista. Jaime I de Aragón era uno de los beneficiarios y por razón de estos préstamos obtuvo Navarra algunas plazas en prenda y garantía. Así en territorio aragonés cercano a la frontera el rey navarro mantenía importantes castillos como Escó, Sádaba, Petilla, Trasmoz, Gallur o Escó. Incluso en zonas alejadas de Navarra tuvo Ródenas, Castelfabib o Chodes.

Quizá el rey Sancho veía en el joven rey Jaime de Aragón cualidades épicas que no adivinó en el poeta y trovador Teobaldo, quien incomprensiblemente para el rey Sancho era vasallo de su enemigo el rey francés. Jaime I había heredado el trono aragonés a los 8 años de edad, en el año 1213. En el año 1230 tenía 25 años y había casado con la infanta Leonor de Castilla hija de Alfonso VIII y hermana de las reinas de Francia, de Portugal y de León.

Sintiéndose el Rey enfermo, viene Jaime I de Aragón a Tudela y el 2 de febrero del año 1231 acuerdan ambos reyes - con la ratificaciópn por juramento de los nobles aragoneses y navarros - un prohijamiento mútuo haciéndose cada uno heredero de los reinos del otro. Dada la notable diferencia de edad entre ambos reyes, este acuerdo significaba de hecho entregar el trono de Navarra a la Corona de Aragón. Sin embargo, el testamento de Jaime I no tuvo en cuenta este acuerdo ya que nombró heredero a su hijo Alfonso y no hacía ninguna referencia a Sancho VII.

A la muerte en Tudela del rey Sancho, el 7 de abril del año 1234, los nobles y prelados de Navarra respetaron el derecho sucesorio navarro y tomaron por rey al sobrino de Sancho VII, el conde Teobaldo IV de Champagne.

 

[ Anterior ] | [ Siguiente ]

 

^ Subir ^